"(La muerte) ha sido siempre para mi una compañera tan fiel, que a veces lamento morirme solamente porque entonces tal vez la muerte me abandone."

jueves, 8 de julio de 2010

Análisis personales de algunos poemas

Autoepitafio

Mal poeta enamorado de la luna,
no tuvo más fortuna que el espanto;
y fue suficiente pues como no era un santo
sabía que la vida es riesgo o abstinencia,
que toda gran ambición es gran demencia
y que el más sordido horror tiene su encanto.
Vivió para vivir que es ver la muerte
como algo cotidiano a la que apostamos
un cuerpo espléndido o toda nuestra suerte.
Supo que lo mejor es aquello que dejamos
-precisamente porque nos marchamos-.
Todo lo cotidiano resulta aborrecible,
sólo hay un lugar para vivir, el imposible.
Conoció la prisión, el ostracismo,
el exilio, las múltiples ofensas
típicas de la vileza humana;
pero siempre lo escoltí cierto estoicismo
que le ayudó a caminar por cuerdas tensas
o a disfrutar del esplendor de la mañana.
Y cuando ya se bamboleaba surgía una ventana
por la cual se lanzaba al infinito.
No quiso ceremonia, discurso, duelo o grito,
ni un túmulo de arena donde reposase el esqueleto
(ni después de muerto quiso vivir quieto).
Ordenó que sus cenizas fueran lanzadas al mar
donde habrán de fluir constantemente.
No ha perdido la costumbre de soñar:
espera que en sus aguas se zambulla algún adolescente.


A lo largo de este poema podemos detectar gran cantidad de elementos que se relacionan con la vida de su autor. Ya el título nos adelanta que el hablante escribe su propio epitafio, cuestión que, en conjunto con extractos del poema que se corresponden con la vida de Reinaldo Arenas, nos hace presumir que el hablante lírico es el mismo que el autor del “Autoepitafio”
Al inicio del poema podemos detectar elementos claves que nos permiten dar cuenta de que es una obra que contiene elementos biográficos.
“Mal poeta enamorado de la luna,
no tuvo más fortuna que el espanto;”
Por ejemplo, la palabra “poeta” nos acerca a Arenas, debido a que él es escritor de poesía, y el hecho de mencionar que su vida fue espantosa, también se condice con la vida del autor, ya que luchó firmemente para que Fidel Castro asuma el gobierno de Cuba, siendo posteriormente perseguido por el mismo Fidel por su condición homosexual, cuestión que acarrea su encarcelamiento con intensas torturas durante más de dos años, y, luego de estar en libertad se le diagnostica SIDA. En relación con lo anterior, los versos posteriores vienen a reafirmar nuestra hipótesis:
“Conoció la prisión, el ostracismo,
el exilio, las múltiple ofensas
típicas de la vileza humana;”
El primer verso habla se su encarcelamiento en una prisión llamada “El morro”, el segundo, claramente de su expulsión del país, y el tercero acerca del daño al que fue sometido por sus pares, probablemente alude a los procesos de tortura de que fue víctima.
Como consecuencia de lo anterior Arenas plantea la vida como un constante riesgo si es que la persona no se abstiene de realizar ciertas cosas, él, por demostrar abiertamente su condición sexual se arriesgó emaciado, si no hubiera querido el riesgo debía haber permanecido en silencio (abstinencia)
sabía que la vida es riesgo o abstinencia,

Todas las situaciones catastróficas que fueron partes de la vida de Arenas hicieron que éste desarrollara un repudio latente en contra de la misma:
Todo lo cotidiano resulta aborrecible,
sólo hay un lugar para vivir, el imposible
Si bien, como menciona en el poema, la vida fue realmente dura, en su interior anidaba una fuerte resistencia que le fue útil para continuar viviendo aún cuando parecía que no había nada por qué hacer:
“pero siempre lo escoltí cierto estoicismo
que le ayudó a caminar por cuerdas tensas
o a disfrutar del esplendor de la mañana”
La homologación del vivir la vida con caminar sobre “cuerdas tensas”, es sencillamente fantástica, con ese verso consideramos que el autor logra condensar lo que verdaderamente opina de la vida, esta constante incertidumbre entre el caer y seguir andando a duras penas para seguir sintiendo la misma sensación de desamparo y desprotección constante, en que en cualquier momento se le puede ir la vida. Con todo esto, el autor menciona que aún podía apreciar ciertas cosas de la vida, cuestión que seguramente lo salvó de quitarse la vida con anterioridad.
Luego de los anteriores versos viene, a nuestro gusto el giro más extraordinario en todo el poema: plantea de golpe la idea de lanzarse por una ventana, de acabar su vida con el suicidio, pero no lo plantea como un escape, sino como una salvación:
“Y cuando ya se bamboleaba surgía una
ventana
por la cual se lanzaba al infinito.”
Hipótesis que se comprueba, o que es apoyada por los versos siguientes, que hacen alusión a la manera en que le gustaría que “descansara” su cuerpo
“No quiso ceremonia, discurso, duelo o grito,
ni un túmulo de arena donde reposase el
esqueleto
(ni después de muerto quiso vivir quieto).
Ordenó que sus cenizas fueran lanzadas al mar
donde habrán de fluir constantemente.”

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